La Santa Cruz
Por Demetrio Fernández, obispo de Córdoba.
"El centro de la religión cristiana es una persona, se llama Jesucristo. Y el centro de la
vida de Jesucristo y de su misión redentora se contiene en la santa Cruz y en su gloriosa
resurrección.
La novedad cristiana consiste en que el Hijo de Dios, hecho hombre por
amor, se ha entregado hasta la muerte de cruz para rescatarnos del pecado y hacernos
partícipes de la filiación divina, hacernos hijos de Dios. Todo este misterio tiene un
símbolo, un icono: la santa Cruz. La Cruz es la señal del cristiano.
Celebramos este
14 de septiembre la fiesta de la exaltación de la santa Cruz. Es decir,
celebramos a Jesucristo que, clavado en la Cruz se ha convertido en punto de
atracción para todos los hombres: “Cuando yo sea elevado sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí” (Jn
12,32).
Estamos acostumbrados, y por eso no nos choca, pero no deja de ser sorprendente que un ejecutado en la pena
capital de la crucifixión, un crucificado, se haya convertido en el emblema del más alto
amor en la historia de la humanidad. Es rechazada por judíos y es negada por
musulmanes, pero en la locura de la cruz está la salvación del mundo entero, porque en
ella se ha expresado el amor más grande, que ha convertido la cruz en la cátedra del
amor.
Un dato histórico, Jesús crucificado, se ha convertido por su gloriosa resurrección
en icono de salvación, de alegría, de redención para todos.
El pueblo cristiano lo ha entendido y celebra de tiempo inmemorial la cruz gloriosa, la
cruz de la que brotan flores y frutos, la cruz de mayo. El calendario litúrgico ha renovado esa fiesta que ha pasado a celebrarse el 14 de septiembre, pero en muchos pueblos
nuestros y en la ciudad continúa celebrándose el primer domingo de mayo, o mejor, el 3
de mayo que es su día".