30 ago 2020

DOMINGO XXII DEL TIEMPO ORDINARIO

Este domingo, Mateo presenta la misión de Jesús y la de sus fieles seguidores, sus condiciones y consecuencias. Jesús, con un mensaje contundente, orienta y prepara a sus discípulos para «lo que ha de venir». Haciendo frente a las cruces cotidianas, el Hijo del hombre asume, comparte su vida y pide un cambio de mentalidad en el camino hacia el Padre, en vistas de su mismo destino. Su anuncio es una clara invitación a vivir la misión de manera decidida, consciente y fiel, sin miedo a perder la vida a causa del evangelio.

Para confesar la fe en Jesús, y manifestarla hoy en lo cotidiano de nuestra vida, hace falta una profunda conversión personal y comunitaria de sus seguidores. Una conversión que vaya más allá de las palabras, que sea visible, palpable en testimonio íntegro, fiel al evangelio. Los discípulos del Señor hemos de asumir su misión como nuestra con sus retos, con sus tentaciones humanas, pero también con la certeza de sabernos amados por él, que nos llama a seguirlo con la cruz de su reino que es vida y resurrección.

Señor Jesús, tú que conoces nuestras debilidades, tú que sabes lo que necesitamos para seguirte sin vacilar, ven a nuestro encuentro y cambia nuestro corazón. Envíanos tu Espíritu y reconfórtanos en tu verdad. Guíanos en tus caminos y ayúdanos a cargar con la cruz de tu Palabra. Señor, cólmanos de tu vigor, para que, imitando tus pasos y superando obstáculos, gocemos del premio de tu reino que es vida y amor para siempre.

18 ago 2020

SANTA ELENA

Hoy celebramos a Santa Elena en La Cardenchosa y Los Morenos. 

Al hablar de la cristianización de Roma es de justicia hablar de Flavia Julia Helena, más conocida como Elena de Constantinopla o, simplemente, Santa Elena. Sin su intervención, seguramente, la conversión de su hijo Constantino no hubiera tenido lugar; por lo que el Edicto de Milán no se hubiera promulgado y el resultado final para la difusión del cristianismo en el Imperio Romano no hubiera sido el mismo. No solamente esto, justo es reconocer también a Santa Elena sus desvelos por recuperar y poner a buen recaudo las reliquias más sagradas de la historia del cristianismo; principalmente, las relacionadas con la Pasión de Cristo, la vera cruz, corona de espinas, titulus crucis, sagrada túnica, escalera santa, etc, que tanta devoción, fervor y piedad suscitaron en los tiempos pasados y que, aún en nuestros días, siguen venerándose con fervor.
Fotos: Inma P.



 




CAMPANILLO JESÚS SACRAMENTADO




15 ago 2020

NUESTRA SEÑORA DE LA PIEDAD

Hoy los navalcorinos festejan a su patrona Nuestra Señora de la Piedad, que da nombre a su iglesia. 

También se celebra en España la Asunción de la Virgen. Se trata de un dogma de la Iglesia católica que el Papa Pío XII promulgó en 1950. Esta verdad de fe del catolicismo establece que la Virgen fue "asunta al Cielo" al término de su vida terrenal, es decir, que su cuerpo y su alma fueron llevados al Paraíso. 

El Dogma no especifica si la Virgen pasó por la muerte o fue un momento de tránsito, sino que, pasara lo que pasara, fue asunta al cielo.

La Iglesia primitiva de Jerusalén - de los primeros tiempos - y varios Padres y Doctores de la Iglesia han sido grandes defensores de este dogma. San Agustín o San Juan Crisóstomo han sido algunos de sus valedores, entre otros. Ellos consideraron que "el cuerpo de María siguió al instante a su alma cuando subió al cielo". Ese legado es el que se ha perpetuado hasta la promulgación del dogma de fe por Pío XII en los años 50. 

La historia de la Asunción de la Virgen que se recoge en la tradición popular - en la que la Iglesia no entra a valorar - cuenta que los apóstoles de Jesús se encontraban en Jerusalén, a excepción de Santiago - que ya había muerto mártir - y Tomás, que se encontraba evangelizando en La India. Los seguidores de Cristo velaban los últimos momentos de vida de la Virgen María, en casa de Juan, otro de los apóstoles. 

Cuando pensaron que la Virgen ya había fallecido, los discípulos le cerraron los ojos y la llevan al sepulcro. Poco tiempo después, regresó Tomás a Jerusalén y solicitó ver el lugar de descanso de la Madre del Maestro.

El motivo es que "quería comprobar con sus propios ojos un hecho que había visto volviendo de La India y es que, por el camino, "había visto a lo lejos a la Madre del Maestro ser llevada entre ángeles fulgurante hacia el cielo". Así, cuando entraron al sepulcro, no había rastro alguno de María.

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13 ago 2020

ASUNCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA


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La solemnidad de la Asunción de María que celebraremos este sábado, día 15, es una oportunidad para glorificar a Dios por el don de María, en quien Él hizo maravillas.

La Iglesia celebra a María como la primera que llevó hasta el final la salvación, que nos fue dada por la muerte y resurrección de Cristo. Por ello, los textos de la Palabra de Dios nos recuerdan este día de salvación de todos los hombres.

"La solemnidad de hoy culmina el ciclo de las grandes celebraciones litúrgicas en las que estamos llamados a contemplar el papel de la santísima Virgen María en la historia de la salvación.

En efecto, la Inmaculada Concepción, la Anunciación, la Maternidad divina y la Asunción son etapas fundamentales, íntimamente relacionadas entre sí, con las que la Iglesia exalta y canta el glorioso destino de la Madre de Dios, pero en las que podemos leer también nuestra historia.

El misterio de la concepción de María evoca la primera página de la historia humana, indicándonos que, en el designio divino de la creación, el hombre habría debido tener la pureza y la belleza de la Inmaculada. Aquel designio comprometido, pero no destruido por el pecado, mediante la Encarnación del Hijo de Dios, anunciada y realizada en María, fue recompuesto y restituido a la libre aceptación del hombre en la fe.

Por último, en la Asunción de María contemplamos lo que estamos llamados a alcanzar en el seguimiento de Cristo Señor y en la obediencia a su Palabra, al final de nuestro camino en la tierra. (...) La Asunción nos recuerda que la vida de María, como la de todo cristiano, es un camino de seguimiento, de seguimiento de Jesús, un camino que tiene una meta bien precisa, un futuro ya trazado: la victoria definitiva sobre el pecado y sobre la muerte, y la comunión plena con Dios.

Esto quiere decir que, con el bautismo, fundamentalmente ya hemos resucitado y estamos sentados en los cielos en Cristo Jesús, pero debemos alcanzar corporalmente lo que el bautismo ya ha comenzado y realizado. En nosotros la unión con Cristo, la resurrección, es imperfecta, pero para la Virgen María ya es perfecta, a pesar del camino que también la Virgen tuvo que hacer. Ella ya entró en la plenitud de la unión con Dios, con su Hijo, y nos atrae y nos acompaña en nuestro camino. (...)
                                             Extractos de la homilía de Benedicto XVI - 15 de agosto 2009

8 ago 2020

CELEBRACIÓN DEL TRIDUO AL STMO. CRISTO DE LAS INJURIAS

A lo largo de los días 4,5 y 6 de agosto ha tenido lugar el solemne triduo al Cristo de las Injurias de la parroquia de Santa Bárbara en Ojuelos Altos, concluyendo el jueves a las 21:00 horas con la solemne misa en su honor. Al finalizar ésta, se rifaron las roscas del Cristo.

Jesús pobre y abatido, ten piedad de mí Señor.
Jesús no conocido y menospreciado, ten piedad de mí Señor.
Jesús aborrecido, calumniado y perseguido, ten piedad de mí Señor.
Jesús dejado de los hombres y del demonio tentado, ten piedad de mí Señor.
Jesús entregado y vendido por vil precio, ten piedad de mí Señor.
Jesús blasfemado, acusado y condenado injustamente, ten piedad de mí Señor.
Jesús vestido de un hábito de oprobios y afrentas, ten piedad de mí Señor.
Jesús abofeteado y burlado, ten piedad de mí Señor.
Jesús arrastrado con una soga al cuello, ten piedad de mí Señor.
Jesús tenido por loco y endemoniado, ten piedad de mí Señor.
Jesús azotado hasta derramar sangre, ten piedad de mí Señor.
Jesús pospuesto a Barrabás, ten piedad de mí Señor.
Jesús despojado de todas sus vestiduras con infamia, ten piedad de mí Señor.
Jesús coronado de espinas y saludado por burla, ten piedad de mí Señor.
Jesús cargado con la cruz de mis pecados, ten piedad de mí Señor.
Jesús triste hasta la muerte, ten piedad de mí Señor.
Jesús consumido de dolores, de injurias y de humillaciones, ten piedad de mí Señor.
Jesús afrentado, escupido, ultrajado y escarnecido, ten piedad de mí Señor.
Jesús pendiente de un madero infame entre dos ladrones, ten piedad de mí Señor.
Jesús aniquilado y sin honra para con los hombres, ten piedad de mí Señor.

Oración: Oh buen Jesús, que sufriste por mi amor una infinidad de oprobios y afrentas, que yo no puedo comprender; imprime poderosamente en mi corazón la estimación de tu paciencia y haz que desee imitarla. Amén.