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Virgen del Pilar en Ojuelos Altos |
Según
una venerable y antiquísima tradición, en la noche del 2 de enero del año 40 de
la era cristiana, la Virgen María, cuando aún vivía en Jerusalén, vino a
Zaragoza a consolar y animar al Apóstol Santiago que se encontraba, con los
primeros convertidos a orillas del río Ebro, predicando el Evangelio.
Tres
son los rasgos peculiares que caracterizan esta tradición y la distinguen de
las otras:
- Se trata de una venida, no de una aparición de la Virgen.
- Otra característica de esta tradición es la Columna o Pilar que la misma Señora trajo para que, sobre él, se construyera la primera capilla, que
de hecho, sería el primer Templo Mariano de toda la Cristiandad.
- El tercer rasgo es la vinculación de la tradición pilarista con la
tradición jacobea. Por ello, Zaragoza y Compostela, el Pilar y Santiago, han
constituido dos ejes fundamentales en torno a los cuales ha girado durante
siglos la espiritualidad de España.
Himno de Laudes de esta fiesta:
"Santa María del
Pilar, escucha nuestra plegaria, al celebrar tu fiesta, Madre de Dios y Madre
de los hombres, Reina y Señora. Tú, la alegría y el honor del pueblo, eres
dulzura y esperanza nuestra: desde tu trono, miras, guardas, velas, Madre de
España. Árbol de vida, que nos diste a Cristo, fruto bendito de tu seno virgen,
ven con nosotros hasta que lleguemos, contigo al puerto".
Himno de Vísperas:
"Esa columna,
sobre la que posa, leve sus plantas tu pequeña imagen, sube hasta el cielo:
puente, escala, guía, de peregrinos. Cantan tus glorias las generaciones, todas
te llaman bienaventurada, la roca firme, junto al Ebro enhiesta, gastan a
besos. Abre tus brazos virginales, madre, vuelve tus ojos misericordiosos,
tiende tu manto, que nos acogemos, bajo tu amparo".