Otro Año Nuevo llega y - de nuevo - nos llenamos de ilusiones, sueños y proyectos que con el paso del tiempo se quedan sin hacerse realidad. Quizás, pongamos poco empeño en lograrlo y, por ello, no sepamos aprovechar todo lo bueno que la vida nos da.
¡Ojalá este nuevo año nos esforcemos por ver realizados nuestros anhelos!
Ese esfuerzo ha de contener pasión por la vida de cada ser humano; ser uno mismo, evitar sentimientos negativos y agresivos; fomentar la amistad, amar a quien se lo merece y también a quien no sabe qué es el amor. Tener una meta, compartir, ayudar, tolerar…
Aquí dejamos una reflexión de Casto Acedo Gómez:
<<El inicio de un año nuevo tiene mucho de “llamada”. Dios nos habla en nuestros deseos, en nuestros propósitos y también en nuestros miedos. Este año 2013, el año de la fe, la verdadera obsesión del hombre cristiano ha de ser la de aquel que ha encontrado un tesoro que se llama Jesucristo y su Reino. Cuando se ama de veras a Jesús y se admira de corazón la obra de su Reino, se acaban el desánimo y la fatalidad, y comienzan a vislumbrarse soluciones.
El año será nuevo si crece tu fe en Jesucristo; piensa que para muchas de las situaciones de crisis (materiales y de valores) que estamos viviendo no hay solución porque las mismas palabras y las actitudes que quieren suscitarse con ellas carecen ya de sentido.
Llevar a cabo los sueños es algo más que soñar; supone “salir de uno mismo” y dejar atrás cosas (costumbres, propiedades, ideas, creencias…) que seducen y atan. Nos da miedo el cambio de vida, porque la utopía de un mundo mejor no está exenta de privaciones y esfuerzos.
Para el año nuevo que comienza tal vez deberíamos acercarnos con menos prejuicios a la fe (Señor, creo en Ti…); seguro que en la fe (en el mismo Jesucristo) encontraremos mejor motor que en la ley (humanismos, compromisos) para vivir con dignidad y esperanza este año que comienza.
Para tener un año verdaderamente nuevo tal vez sólo haga falta un cambio radical de mentalidad, dejar de estar atados a los valores humanos y abandonarnos activamente a las manos del Padre. ¿Cómo? Buscando y haciendo "su voluntad" que es más sólida y fuerte que la nuestra.>>