El primer día del solemne
triduo, dedicado a nuestra Madre la Virgen del Carmen, es ofrecido por todos
los difuntos.
Asimismo, se profundiza
en la fe, virtud teologal infundida por Dios en nuestra alma el día de
nuestro bautismo, pero como semilla, la cual hay que hacer crecer con nuestro
esfuerzo, oración, sacrificio.
En palabras del Papa Francisco: "María como modelo de fe. ¿En qué sentido María representa un modelo para la fe de la Iglesia? Pensemos en quien era la Virgen María: una chica judía, que esperaba con todo el corazón la redención de su pueblo. Pero en aquel corazón joven de Israel había un secreto que ni ella misma conocía: en el diseño de amor de Dios estaba destinada a convertirse en la Madre del Redentor. En la Anunciación, el Mensajero de Dios la llama “llena de gracia” y le revela este proyecto. María responde “sí” y desde este momento la fe de María recibe una luz nueva: se concentra en Jesús, el Hijo de Dios que de ella ha tomado la carne y en la que se cumplen las promesas de toda la historia de la salvación. La fe de María es el cumplimiento de la fe de Israel y, en este sentido, es el modelo de la fe de la Iglesia, que tiene como centro a Cristo, encarnación del amor infinito de Dios.
¿Cómo vivió María esta fe? En la sencillez de las
miles ocupaciones y preocupaciones cotidianas de todas las madres, como proveer
la comida, el vestido, la atención de la casa… En esta existencia normal de la
Virgen fue el terreno donde se desenvolvió una relación singular y un diálogo
profundo entre ella y Dios, entre ella y su Hijo. El “sí” de María, ya
perfecto desde el principio, creció hasta llegar a la hora de la Cruz. Allí su
maternidad se amplió abrazándonos a cada uno de nosotros, nuestra vida, para
guiarnos hacia su Hijo. María vivió siempre inmersa en el misterio de Dios
hecho hombre, como su primera y perfecta discípula, meditando todas las cosas
en su corazón a la luz del Espíritu Santo, para comprender y poner en práctica
toda la voluntad de Dios.
Preguntémonos: ¿nos dejamos iluminar por la fe de
María nuestra Madre? O bien ¿consideramos que es una cosa lejana, muy distinta
de nosotros? En los momentos de dificultad, de prueba, de oscuridad, ¿la
consideramos como modelo de confianza en Dios, que quiere nuestro bien?"
ORACIÓN:
Piadosa Madre del Carmelo, protectora de todos
los que sufren y de quienes se purifican para participar en el gozo celestial, escucha
nuestras oraciones.Te encomendamos a nuestros hermanos ya
fallecidos y a todas las benditas almas del purgatorio. Intercede ante tu
Hijo Jesucristo, nuestro salvador, para que sea con ellos juez misericordioso y
les perdone las culpas que en su fragilidad cometieron. Vela por quienes seguimos
en este mundo y concédenos la gracia de amarte y honrarte para siempre, para
que Tú nos guíes a tu Hijo y con Él participemos de la gloria eterna. Amén