28 mar 2020

REFLEXIÓN SOBRE LA BENDICIÓN EUCARÍSTICA DEL PAPA FRANCISCO

Comentario a la conmovedora ceremonia en la solitaria Plaza de San Pedro donde, físicamente, no había nadie, pero estaba abarrotada de corazones unidos al Vicario de Cristo en la tierra, seguramente porque tenemos miedo, mucho miedoMiedo a nosotros mismos, a perder nuestra propia autosuficiencia y aceptar que dependemos sólo de Dios, que parece que duerme, pero que en realidad está esperando que le digamos con todo nuestro corazón: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? ¿No te importa que perezcamos?". No permitamos que ni por un segundo la tristeza o la desolación empequeñezcan nuestros corazones. 

Desde el 28 de marzo de 2005, cuando Juan Pablo II se asomó a dar su última bendición y no pudo hablar por la enfermedad, creo que no se veía algo de este calibre. En aquel entonces, el Papa cansado, se aferraba a la cruz en su último aliento de vida.

Cuatro elementos que, quizás, pasaran desapercibidos a los ojos de muchos y que van más allá del discurso:

1. La presencia del Papa con su sotana sencilla, sin abrigo, sin paraguas, en medio de una tarde bastante fría y lluviosa en Roma. La plaza de San Pedro se encontraba totalmente vacía y, en medio del frío y la soledad, el Papa nos recuerda que Dios no calla y está cercano.

2. El crucifijo. Como amante del arte y la historia no sabía qué pensar al ver una escultura de madera de más de 700 años recibiendo el agua fría de la lluvia de esta tarde. El simbolismo fue aún más fuerte aún. El crucifijo bañado en la penumbra de la última luz de la tarde daba el aspecto de Jesús en el Calvario derramando su sangre y como si Dios derramara su llanto por la humanidad. El rostro exánime y las llagas moradas del crucifijo de la Iglesia de San Marcelo que sacaron en 1522 durante la peste, hablaban al sufrimiento que tantos vivimos de manera directa o indirecta en estos días.

3. La Virgen. Por primera vez en no sé cuántos siglos salió de la Basílica de Santa María Mayor el icono de la Virgen que estaba a la derecha del crucifijo. Aunque protegido por un cristal, igualmente es una obra de más de 1500 años de antigüedad. Como el día en que Cristo entregó su vida, en medio de la soledad y el silencio la única que estaba ahí sufriendo con él era su madre. Qué reconfortante es la presencia de una madre en momentos de dolor, y ahí junto a la cruz, junto a nosotros estaba María representada.

4. La bendición con Cristo Eucaristía. Para quienes están acostumbrados a ver la bendición Urbi et Orbi, sabrán que sólo se hace dos veces al año (Navidad y Pascua) y nunca con el Santísimo Sacramento. En esta ocasión no fue el Papa quién dio la bendición al mundo, sino Cristo mismo presente en la hostia consagrada en medio del repique de campanas que simbolizan la alegría.


¡Que sigamos teniendo una Santa Cuaresma!

27 mar 2020

BENDICIÓN URBI ET ORBI

El Papa impartió la bendición urbi et orbi en forma de bendición eucarística por el coronavirus:









El Papa Francisco imparte la bendición Urbi et Orbi en forma de Bendición Eucarística:


25 mar 2020

CONSAGRACIÓN DE ESPAÑA Y PORTUGAL A LOS CORAZONES DE JESÚS Y MARÍA

El cardenal Antonio dos Santos Marto, obispo de Leiria-Fátima, ha presidido ante la imagen primigenia de la Virgen de Fátima, la que se venera en la capilla de las Apariciones, el rezo del rosario y la consagración de la Península Ibérica, más casi una veintena de países, al Sagrado Corazón de Jesús y al Inmaculado Corazón de María.

Durante el rezo del santo rosario, se pidió a la Virgen su auxilio y protección en el momento de tribulación que vivimos actualmente. En concreto, se ha ofrecido la oración por las víctimas directas e indirectas de la pandemia que nos golpea; por los profesionales de la salud, incansables en sus esfuerzos por rescatar a los enfermos; por las autoridades y sus esfuerzos por encontrar soluciones; y por todos nosotros y nuestras familias. 


Esta es la oración completa de la consagración hecha por el cardenal en nombre de todos los obispos de la península ibérica:

Corazón de Jesucristo, médico de las almas, Hijo amado y rostro de la misericordia del Padre, la Iglesia que peregrina sobre la tierra en Portugal y España -naciones que son Tuyas- mira para Tu costado abierto, que es su fuente de salvación, y Te suplica:


En esta singular hora de sufrimiento, asiste a Tu Iglesia, inspira a los gobernantes de las naciones, escucha a los pobres y a los afligidos, enaltece a los humildes y a los oprimidos, sana a los enfermos y a los pecadores, levanta a los abatidos y a los desanimados, libera a los cautivos y prisioneros y líbranos de la pandemia que nos afecta. 

Corazón de Jesucristo, médico de las almas, elevado en lo alto de la Cruz y palpado por los dedos del discípulo en la intimidad del cenáculo, la Iglesia que peregrina sobre la tierra en Portugal y España -naciones que son Tuyas- te contempla como imagen del abrazo del Padre a la humanidad, ese abrazo que, en el Espíritu del Amor, queremos darnos unos a otros según Tu mandato en el lavatorio de los pies, y Te suplica:

En esta singular hora de sufrimiento, ampara a los niños, a los ancianos y a los más vulnerables, conforta a los médicos, a los enfermeros, a los profesionales de la salud y a los voluntarios cuidadores, fortalece a las familias y refuérzanos en la ciudadanía y en la solidaridad, sé la luz de los moribundos, acoge en Tu reino a los difuntos, aleja de nosotros todo mal y líbranos de la pandemia que nos afecta. 

Corazón de Jesucristo, médico de las almas e Hijo de Santa María Virgen, por medio del Corazón de Tu Madre, a quien se entrega la Iglesia que peregrina sobre la tierra en Portugal y España -naciones que desde hace siglos son Suyas- y en tanto otros países,
acepta la consagración de Tu Iglesia.

Al consagrarse a Tu Sagrado Corazón, la Iglesia se entrega a la protección del Corazón Inmaculado de María, configurado por la luz de Tu pascua y aquí revelado a tres niños
como refugio y camino que conduce a Tu Corazón. Sea Santa María Virgen, Nuestra Señora del Rosario de Fátima, la Salud de los Enfermos y el Refugio de tus discípulos nacidos junto a la Cruz de Tu amor. Sea el Inmaculado Corazón de María, a quien nos entregamos, quien diga con nosotros en esta singular hora de sufrimiento, acoge a los que perecen, da aliento a los que a Ti se consagran y renueva el universo y la humanidad. 

Amén.

14 mar 2020

COMUNICADO

Ante la crisis provocada por el Covid-19 y siguiendo las recomendaciones de las autoridades sanitarias y de nuestro Obispado, desde la parroquia de Santa Bárbara de Ojuelos Altos y sus Iglesias de Alcornocal y Los Pánchez, la Parroquia de Santa Elena de La Cardenchosa y Los Morenos, y la Parroquia del Espíritu Santo de Posadilla y Navalcuervo se han tomado las siguientes medidas:

1. Asumir las indicaciones dadas por las autoridades sanitarias desde el Ministerio y la Consejería de Sanidad. 

2. Intensificar la oración pidiendo a Dios y a la Santísima Virgen, nuestra conversión en este tiempo cuaresmal, la recuperación de los enfermos y las plegarias por los difuntos.

3. Dispensar a todos los feligreses de las catequesis parroquiales, grupos de formación y de acudir a Misa los domingos y fiestas de guardar, mientras dura la epidemia. 

4. Suprimir las actividades o actos no sacramentales. 

5. Mantener el horario habitual de las misas y la celebración de las mismas.

                            Angel Jesús, párroco.

12 mar 2020

FIESTA DE SAN JOSÉ

Atendiendo a las recomendaciones de las instituciones sobre el COVID-19 se suspende el acto festivo de San José en Ojuelos Altos que iba a tener lugar el próximo sábado 14 de marzo. 

10 mar 2020

RETIRO DE CUARESMA EN LA CARDENCHOSA

Celebración del retiro y convivencia en la parroquia de Santa Elena de La Cardenchosa y Los Morenos: exposición del Santísimo, sacramento de la penitencia y santa misa.




















9 mar 2020

DEVOTO BESAPIÉ A JESÚS AMARRADO A LA COLUMNA



MISIÓN VOCACIONAL DEL SEMINARIO

Este fin de semana hemos tenido la visita de seminaristas y del diácono Mario a nuestras iglesias, con motivo del Día del Seminario, en el contexto de la solemnidad de san José. 

Han venido a anunciar la alegría de su vocación y su llamada a servir; la misión vocacional supone llevar y dar a conocer a Jesús. Todos los seminaristas cuentan con nuestras oraciones.