El cardenal Antonio dos Santos Marto, obispo de Leiria-Fátima, ha presidido ante la imagen primigenia de la Virgen de Fátima, la que se venera en la capilla de las Apariciones, el rezo del rosario y la consagración de la Península Ibérica, más casi una veintena de países, al Sagrado Corazón de Jesús y al Inmaculado Corazón de María.
Durante el rezo del santo rosario, se pidió a la Virgen su auxilio y protección en el momento de tribulación que vivimos actualmente. En concreto, se ha ofrecido la oración por las víctimas directas e indirectas de la pandemia que nos golpea; por los profesionales de la salud, incansables en sus esfuerzos por rescatar a los enfermos; por las autoridades y sus esfuerzos por encontrar soluciones; y por todos nosotros y nuestras familias.
Esta es la oración completa de la consagración hecha por el cardenal en nombre de todos los obispos de la península ibérica:
Corazón de Jesucristo, médico de las almas, Hijo amado y rostro de la misericordia del Padre, la Iglesia que peregrina sobre la tierra en Portugal y España -naciones que son Tuyas- mira para Tu costado abierto, que es su fuente de salvación, y Te suplica:
En esta singular hora de sufrimiento, asiste a Tu Iglesia, inspira a los gobernantes de las naciones, escucha a los pobres y a los afligidos, enaltece a los humildes y a los oprimidos, sana a los enfermos y a los pecadores, levanta a los abatidos y a los desanimados, libera a los cautivos y prisioneros y líbranos de la pandemia que nos afecta.
Corazón de Jesucristo, médico de las almas, elevado en lo alto de la Cruz y palpado por los dedos del discípulo en la intimidad del cenáculo, la Iglesia que peregrina sobre la tierra en Portugal y España -naciones que son Tuyas- te contempla como imagen del abrazo del Padre a la humanidad, ese abrazo que, en el Espíritu del Amor, queremos darnos unos a otros según Tu mandato en el lavatorio de los pies, y Te suplica:
En esta singular hora de sufrimiento, ampara a los niños, a los ancianos y a los más vulnerables, conforta a los médicos, a los enfermeros, a los profesionales de la salud y a los voluntarios cuidadores, fortalece a las familias y refuérzanos en la ciudadanía y en la solidaridad, sé la luz de los moribundos, acoge en Tu reino a los difuntos, aleja de nosotros todo mal y líbranos de la pandemia que nos afecta.
Corazón de Jesucristo, médico de las almas e Hijo de Santa María Virgen, por medio del Corazón de Tu Madre, a quien se entrega la Iglesia que peregrina sobre la tierra en Portugal y España -naciones que desde hace siglos son Suyas- y en tanto otros países,
acepta la consagración de Tu Iglesia.
Al consagrarse a Tu Sagrado Corazón, la Iglesia se entrega a la protección del Corazón Inmaculado de María, configurado por la luz de Tu pascua y aquí revelado a tres niños
como refugio y camino que conduce a Tu Corazón. Sea Santa María Virgen, Nuestra Señora del Rosario de Fátima, la Salud de los Enfermos y el Refugio de tus discípulos nacidos junto a la Cruz de Tu amor. Sea el Inmaculado Corazón de María, a quien nos entregamos, quien diga con nosotros en esta singular hora de sufrimiento, acoge a los que perecen, da aliento a los que a Ti se consagran y renueva el universo y la humanidad.
Amén.