27 feb 2013

HASTA SIEMPRE, BENEDICTO XVI

<<Tras casi ocho años de pontificado Benedicto XVI acaba de anunciar su renuncia inminente. El 28 de febrero, a las 20:00 h, la sede de Pedro quedará vacante y se iniciará el proceso para la convocatoria de un cónclave que tendrá que elegir a su sucesor.

El Papa señala la falta de fuerzas como el motivo principal que le lleva a tomar esa decisión. Ya en 2010 anticipaba esa posibilidad cuando declaró que «…cuando un Papa alcanza la clara conciencia de que ya no es física, mental y espiritualmente capaz de llevar a cabo su encargo, entonces tiene en algunas circunstancias, el derecho y hasta el deber de dimitir». Probablemente en los próximos días se sucederán análisis y juicios más o menos ponderados valorando este paso, que ahora se hace concreto y real en su propia trayectoria. Habrá quien lo aplauda como la opción valiente y generosa de quien quiere poner en otras manos más fuertes la máxima responsabilidad en la Iglesia. Y quizás haya quien lo discuta, en nombre de la tradición o alegando que la perpetuidad no debería estar sujeta a las circunstancias de salud.

   
SS Benedicto XVI
Es momento para la gratitud, y para acoger la renuncia de un hombre de talla humana, espiritual e intelectual formidable. Gratitud por un pontificado valiente, en el que ha demostrado coraje para afrontar más de una tempestad, y para enderezar el rumbo de la Iglesia en algunas cuestiones que eran insostenibles. Gratitud por su entrega, que le llevó, con 78 años de edad, a aceptar un cargo exigente, y a consagrar este tiempo a llevar el timón de la Iglesia. Gratitud por su coherencia, que le ha permitido romper algunos moldes, mostrando una apertura que uno a veces añora en otros ámbitos; a la hora de dialogar con los no creyentes; a la hora de distinguir entre teología y magisterio (siendo el primero en pedir que se separase, en su propia aportación, lo que es reflexión de un teólogo, dispuesto a ser criticado, y magisterio de un papa); a la hora de responder, con naturalidad, a cuestiones que parecían de sentido común (el libro entrevista con Peter Seewald, Luz del mundo, fue de una frescura y libertad notables); a la hora de marcar su propio estilo, en viajes, discursos o grandes eventos como las Jornadas Mundiales de la Juventud en que participó; y en esta hora, al decidir, con sencillez y libertad, dar un paso atrás y reconocer que, tal vez, lo vitalicio hoy en día no haya de interpretarse desde la perpetuidad, sino desde la vitalidad. Gratitud, también, de una manera muy personal, por su comprensión y apoyo a la vida religiosa, con la que siempre ha tenido una palabra cálida y pastoral. Sus encíclicas Deus caritas est, Spe Salvi y Caritas in Veritate son un buen testamento magisterial para un pontífice que no ha dudado en hablar con hondura sobre cuestiones individuales y colectivas, personales, sociales y económicas, que preocupan a mujeres y hombres de nuestros tiempos.>>