6 abr 2013

NUESTRAS ALDEAS, PRESENTES EN LA BEATIFICACIÓN DEL PADRE CRISTÓBAL DE SANTA CATALINA

Mañana, domingo día 7 de abril, un grupo de feligreses de Posadilla, La Cardenchosa, Los Morenos, Navalcuervo, Alcornocal, Ojuelos Altos y Los Pánchez asistiremos a la Beatificación del Padre Cristóbal de Santa Catalina, fundador de las Religiosas Hospitalarias de Jesús Nazareno. 
A las 11 horas, en la Santa Iglesia Catedral, el Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, el Cardenal Angelo Amato, presidirá la Misa de Beatificación, que será concelebrada por Mons. Demetrio Fernández y nueve Obispos más, entre ellos Mons. Mario Iceta, Obispo de Bilbao, al que algunos recordamos gratamente, pues cuando ejercía de  sacerdote en la diócesis, venía por nuestras Aldeas a ayudar a D. Antonio Barragán.
Finalizada la Santa Misa, peregrinaremos hasta Montilla para ganar la indulgencia plenaria en el Año jubilar de san Juan de Ávila, Doctor de la Iglesia.

INFORMACIÓN EXTRAÍDA DE LA WEB DE LA DIÓCESIS:

¿QUÉ ES UNA BEATIFICACIÓN?
Es una declaración, hecha por el Papa, de que un cristiano ha tenido una vida de santidad, es decir ha ejercido las virtudes cristianas en grado heroico, y está ahora en el cielo.
DIFERENCIA ENTRE SANTO Y BEATO
La beatificación permite que se le tribute culto público de veneración con ciertas limitaciones. La veneración universal está reservada para los santos ya canonizados.
¿CÓMO SE LLEGA A SER BEATO?
Antes de la beatificación hay varios procesos. Primero se examina por años la vida, virtudes, escritos y reputación de santidad del siervo(a) de Dios que está en consideración. Este proceso generalmente es conducido por el obispo del lugar donde el candidato vivió o murió.
Cuando el primer proceso revela que el siervo de Dios practicó las virtudes en un grado heroico, puede comenzar el segundo proceso, llamado Apostólico, que está a cargo de la Congregación para la Causa de los Santos.
¿POR QUÉ SE CELEBRA EN CÓRDOBA?
En 2005, el Papa cambió las disposiciones para una beatificación, introduciendo el siguiente cambio: «la canonización, que atribuye al beato el culto para toda la Iglesia, será presidida por el Sumo Pontífice», normalmente en Roma; en cambio «la beatificación, que es siempre acto pontificio, será celebrada por un representante del Santo Padre, que habitualmente será el prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos», normalmente en la diócesis de origen.
BIOGRAFÍA DEL PADRE CRISTÓBAL
Mérida, 25 de julio de 1638            + Córdoba, 24 julio de 1690
Cristóbal Fernández Valladolid nace en Mérida (Badajoz), el 25 de julio de 1638, y es bautizado en la parroquia de Santa Eulalia. Su familia es cristiana y pobre; trabajadores del campo, en la que también los pequeños tienen que cooperar a obtener el sustento.
Su infancia transcurre entre escuela, juegos y ayuda a sus padres. Desde niño manifiesta una exquisita sensibilidad religiosa; cuenta apenas ocho años, cuando se acerca al convento de los religiosos franciscanos de su ciudad pidiendo ser fraile.
Ya adolescente, continúa sus estudios; trabaja como enfermero en el hospital de San Juan de Dios y, también, como sacristán en el convento de las RR. Franciscanas Concepcionistas de su ciudad.
El director de san Juan de Dios, que lo trata diariamente mientras cuida a los enfermos del hospital, le plantea un interrogante vital insinuándole la llamada al sacerdocio.
El joven Cristóbal lo ora y reflexiona y decide comenzar su formación eclesiástica. Una vez concluida, es ordenado sacerdote en Badajoz, el diez de marzo de 1663.
Comienza su nueva vida sacerdotal en Mérida. Se inscribe como miembro del cabildo de clérigos, del que es secretario, y conjuga armónicamente el ministerio sacerdotal con la atención a los enfermos del hospital de San Juan de Dios.
Un incidente inesperado, la muerte de un amigo en extrañas circunstancias, le da el empuje final para elegir la vida eremítica en la sierra de Córdoba. Es el año 1667 cuando Cristóbal llega al eremitorio de El Bañuelo y comienza a vivir con toda radicalidad en oración, silencio y penitencia.
En 1670 profesa en la Orden Tercera de San Francisco de Asís y toma el sobrenombre de “Santa Catalina”. Este será su nombre en adelante: Cristóbal de Santa Catalina.
En el año 1673, a la vista de tanto sufrimiento, el P. Cristóbal toma una determinación radical para su vida: “Serviré a Dios sustentando pobres”. Lo hace en una pequeña ermita de la cofradía de Jesús Nazareno, comenzando así la Hospitalidad Franciscana de Jesús Nazareno.
En 1690, el cólera infecta la ciudad. El P. Cristóbal cuida a los afectados por la epidemia dentro y fuera del hospital Jesús Nazareno, y queda también contagiado.
Son días de gran dolor, que vive con paciencia y serenidad. Pide recibir la Comunión y el sacramento de la Unción de enfermos. Sus Hermanos y Hermanas lo cuidan, acompañan, oran y sufren. Cuando percibe que la hermana muerte está muy cerca quiere despedirse de todos y darles su última bendición. Con la voz ya entrecortada, les deja su TESTAMENTO:
“Pido con todo encarecimiento a sus caridades, que atiendan ante todo a la honra y gloria del Señor.Y procuren guardar el Instituto con gran humildad de sí mismos y con gran caridad de los pobres, amándose unidos en el Señor”.
Pronto, abrazado a un Crucifijo, queda descansando en la paz del Señor. Es 24 de julio de 1690. Hermanas y Hermanos, rotos de dolor pero llenos de fe y confianza, se dirigen a la iglesia para postrarse ante Jesús Nazareno y ofrecerse para continuar en el servicio a los pobres como lo han venido haciendo hasta ahora junto al P. Cristóbal.
La Hospitalidad fundada por el P. Cristóbal continúa hasta hoy a través de la Congregación de Hermanas Hospitalarias de Jesús Nazareno Franciscanas.