La noches huelen a romero…
¡Oh, qué pureza tiene la luna en el sendero!”
Con estos versos
describía el poeta Juan Ramón Jiménez la llegada de la Navidad. Es la llegada y
la visita de Jesucristo un año más.
Celebrar la Navidad es,
ante todo, creer, agradecer y disfrutar de la cercanía de Dios. Estas fiestas
sólo pueden ser experimentadas, en su verdad más honda, por quienes se atreven a creer
que Dios es más cercano, más comprensivo y más amigo de lo que nosotros podemos
imaginar.
Las Navidades son días
de encuentros familiares, de buenos deseos e intercambios de regalos. Se tienen detalles con los seres queridos, pero recordad también a quienes estos
días sentirán con más crudeza su soledad, su vejez, su enfermedad o su miseria.
¿Por qué no salir este año del círculo de familiares y amigos, y tener un detalle con quienes realmente lo necesitan?
Felicidades a vosotros,
los creyentes en Jesús, porque habéis preparado una cuna para que el Niño nazca
esta Navidad en vuestro corazón.
Felicidades a todos, los
de buena y no tan buena voluntad; a los que gozan y a los que sufren; a
los que tienen de todo y a los que carecen de todo… Porque Dios os ama a todos.>>