<<'Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso en vuestras almas' (Mt 11, 28-29). El yugo de Jesús es yugo de amor y, por tanto, garantía de descanso. A veces nos pesa la soledad de nuestras fatigas y estamos tan cargados del yugo que ya no nos acordamos de haberlo recibido del Señor. Nos parece solamente nuestro y, por tanto, nos arrastramos como bueyes cansados en el campo árido, abrumados por la sensación de haber trabajado en vano. Aprender de Jesús, mejor aún, aprender a ser como Jesús, manso, humilde; entrar en su mansedumbre y su humildad mediante la contemplación de su obrar.>> Papa Francisco (23-09-2015)