Foto: Diócesis de Córdoba |
La ordenación diaconal ha estado llena de símbolos y ritos que expresan sacramentalmente una verdad teológica preciosa. Los que iban a ser ordenados diáconos fueron llamados y el rector del Seminario presentó al obispo los candidatos. Concluida la homilía manifestaron su voluntad de recibir el ministerio diaconal, comprometiéndose a vivir con espíritu de oración, en castidad personal y obediencia al obispo. Después comenzaron las letanías. Terminada la oración llegó el momento central: los postulados, por la imposición de las manos del prelado y la oración de Ordenación son ya diáconos de la Iglesia de Córdoba.
Con esta ordenación, los nuevos diáconos ya pueden bautizar, celebrar el matrimonio, presidir las exequias en un funeral, leer el Evangelio en las celebraciones y explicarlo mediante la homilía.
Con esta ordenación, los nuevos diáconos ya pueden bautizar, celebrar el matrimonio, presidir las exequias en un funeral, leer el Evangelio en las celebraciones y explicarlo mediante la homilía.