Celebraremos el próximo domingo, día 16, la Ascensión del Señor. ¿Qué quiere decir? ¿Que Jesús nos ha dejado, que ha desaparecido para siempre? Cierto que ya no podremos verle ni tocarle como sí lo hicieron los apóstoles y primeros discípulos. Pero, Jesús no pertenece ya sólo a un grupo minúsculo, sino a todos los hombres y mujeres de la tierra que quieran aceptarle. Él es ahora el Señor de todo y de todos, el Señor de la gloria, y así lo sentiremos muy cercano, más íntimo a nosotros que nosotros mismos. Él es el corazón de nuestro corazón por medio de su Espíritu vivo en nosotros.
El día de la Ascensión del Señor a los cielos es día de alegría, porque una parte de nosotros está ya ahora muy cerca de Dios: nuestro hermano Jesús, que es uno de nosotros, el primero en resucitar de entre los muertos y el primero en vivir plenamente en la gloria y alegría de Dios. Él nos conduce y nos muestra el camino. Proclamemos con nuestra vida que Él vive.