El Bautismo del Señor es la Fiesta con la cual se cierra el tiempo litúrgico de Navidad.
"Este bautismo nos abre una novedad: la de no estar cansados ni agobiados por el pasado negativo. Es, sobre todo, la Misericordia que el Padre nos concede para nuestra salvación.
El Evangelio de este día es muy importante porque nos sitúa en la vida pública de Jesús, que comienza en el río Jordán junto a Juan el Bautista. Entramos en una dimensión cristológica: el misterio del Hijo como revelador del Padre. Esto es lo que salva realmente, el trascender los límites del ser humano.
Cristo te ubica, te sitúa en la fila de los pecadores que van hacia Juan para que los bautice. Eres tú mismo el que se encuentra en este lugar. Por ello, tu actitud es la de estar predispuesto a encontrarte con el Padre, en humildad, porque Cristo te envía el mayor regalo: el misterio trinitario. Es el propio Jesús quien modifica y trasciende la práctica de Juan. Él anuncia la presencia del Reino de Dios y pide la fe en el Dios que viene a nosotros y nos salva. Por ello, ¡ánimo, hermanos, vivamos con alegría la misericordia y el amor que Dios nos ofrece!
Pongamos, pues, bajo la acción del Espíritu Santo nuestro proyecto cristiano y misionero como así nos lo pidió nuestro Señor Jesucristo. Al recibir el Bautismo, volveremos a encontrarnos con la herencia apostólica y el mensaje del Evangelio."
Isabel Alcalá Núñez