Al encender esta tercera vela, queremos presentarte, Señor, nuestro deseo de vivir la alegría de tu llegada. Queremos interiorizar esa alegría. Que llegue a nuestros corazones para poder cambiar las zonas duras de nuestro corazón. Queremos vivir la misma alegría que sintieron aquellas personas sencillas a los que se anunció tu llegada a nuestro mundo. Que tu espíritu habite en nuestros corazones, para poder acompañar a todas las personas de nuestra comunidad, sociedad, barrio, pueblo...
Señor, llénanos de tu alegría y de tu luz.
Señor, que seamos portadores a nuestro alrededor de tu alegría y de tu luz.
Que nuestra alegría sea honda y profunda, fundamentada en Ti.