22 nov 2020

SOLEMNIDAD DE JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO

Celebrar a Jesucristo, Rey y Señor del universo, el último domingo del Tiempo Ordinario nos puede ayudar a profundizar en el significado del devaluado título y en el decisivo llamado a la fidelidad en el trabajo por su Reino. El texto del Evangelio que escuchamos anuncia que el Rey está presente verdaderamente en la persona del hambriento, el sediento, el sin techo, el preso, el enfermo, el inmigrante forastero… Habla de un juicio a quienes creyeron o no creyeron en Él. Las preguntas fundamentales versan sobre el aprovechamiento de la vida en el amor al necesitado. Es el momento de la verdad y del discernimiento definitivo, la hora del juicio sobre la aceptación existencial del proyecto del Reino.

Lo sorprendente en el relato de Mateo es que ninguno de los dos grupos se da cuenta de que, al responder a las seis necesidades, lo hacían o negaban al mismo Dios. Ambos se hacen la misma pregunta: “¿Cuándo te vimos…?” Esto significa que no son obras extraordinarias las que decidirán si Dios es nuestro porvenir. En las cosas normales de la vida sencilla es donde nos jugamos el futuro y la compañía de Dios. Descubrirlo y creerlo es dar sentido y contenido a la vida. Es permitir que el Rey reine de verdad. Es hacer realidad el Reino de Dios en las mañanas, tardes y noches de cada día. Jamás nos vamos a equivocar cuando acudimos a socorrer la necesidad del otro. ¿Hay mejor forma de vivir la fidelidad para el cristiano y el hombre de buena voluntad?

Terminamos el Año Litúrgico. El nuevo inicia el próximo domingo con el Tiempo de Adviento. Iniciamos otro recorrido en el Misterio de Jesucristo, nuestro Salvador, con los retos propios de un mundo que tiene la tentación de creer en reyes y señores desechables.