Adviento es como ese reloj que ponemos en marcha, que impulsa y despierta. Es un tiempo de despertar con alegría que nos invita a velar, a permanecer vivos, activos, comprometidos, con un rumbo claro.
Que esta primera vela que prendemos nos impulse a caminar por la senda del la búsqueda y el encuentro, de la sencillez, del desprendimiento. Pongamos el reloj de la oración y del compromiso en marcha. Es tiempo de conversión y esperanza.