Iniciamos la andadura de un nuevo Año Litúrgico, donde Jesús nos pone en alerta sobre la necesidad de vivir siempre en vela, esperando que Él venga en cualquier momento.
Adviento es como ese reloj que ponemos en marcha, que impulsa y despierta. Es un tiempo de despertar con alegría que nos invita a velar, a permanecer vivos, activos, comprometidos, con un rumbo claro.
Que esta primera vela que prendemos nos impulse a caminar por la senda del la búsqueda y el encuentro, de la sencillez, del desprendimiento. Pongamos el reloj de la oración y del compromiso en marcha. Es tiempo de conversión y esperanza.