26 dic 2020

SAN ESTEBAN, PATRÓN DE NAVALCUERVO

Tras la fiesta, júbilo, villancicos y  dulzura con que celebrábamos la Natividad del Señor ayer, hoy, de repente, nos enfrentamos al martirio de Esteban. Esto nos sirve para devolvernos a la realidad y recordar, dentro de todo este ambiente idílico de la Navidad, que ese Niño que ayer nacía en Belén, por mantenerse fiel a su misión, ofrecerá su vida en la cruz para nuestra salvación. San Esteban protomártir fue el primero en seguir al Maestro, el primero en “llevar su cruz”, en sufrir la muerte a manos de los mismos que perseguían a Jesús.

Honramos hoy su memoria y pedimos al Señor que nos dé la gracia de ser buenos testigos, como él, llenos de fe y de Espíritu Santo; hombres y mujeres que rebosemos fortaleza, ya que nos esforzamos por vivir la vida de Jesús. Que nos conceda una gran confianza para vivir y morir en sus manos. Y que, como Esteban,  sepamos rogar por los que nos hieren u ofenden para que Él nos perdone a todos, tanto a ellos como a nosotros. 

25 dic 2020

DIOS HA NACIDO

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 Fotos: Elena y Juani
En la plenitud de los tiempos, cuando el anhelo ardoroso de la humanidad por un Libertador asaltaba ya los mismos cielos, en una silenciosa noche de diciembre, en la gruta de Belén, desconocido de todos, rechazado de todos, nació Nuestro Señor Jesucristo.

Lo pregonan hoy todas las campanas: ¡Ha nacido Cristo! Lo repiten hoy todos los corazones: ¡Ha nacido Cristo! Brilla hoy en todas las miradas la luz de este pensamiento: ¡Ha nacido Cristo!

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¿Por qué se hizo hombre el Hijo de Dios? Se hizo hijo del hombre para que podamos ser hijos de Dios. Se hizo débil para fortalecernos. Se dejó envolver en pañales para librarnos de los lazos del pecado. Se hizo pequeño para que fuéramos más grandes. Se hizo pobre para enriquecernos. Nace llorando para secar nuestras lágrimas. Viene a la vida en país extraño para conducirnos a la patria verdadera del cielo.

Venid, mirad, pasad a contemplar una de las escenas más sublimes que han admirado los siglos, los ángeles y los hombres. Vamos, acercaos, entrad al desmantelado portal y veréis a un Niño, envuelto en pobres y limpios pañales, recostado sobre paja en un pesebre. Es Jesús.








23 dic 2020

DIOS QUE YA LLEGA

 ¿QUE NO HABRÁ NAVIDAD?
¡Claro que sí!

Más silenciosa y con más profundidad,
más parecida a la primera
en la que Jesús nació en soledad.
Sin muchas luces en la tierra,
pero con la de la estrella de Belén
destellando rutas de vida en su inmensidad.
Sin cortejos reales colosales
pero con la humildad de sentirnos
pastores y zagales buscando la Verdad.
Sin grandes mesas y con amargas ausencias,
pero con la presencia
de un Dios que todo lo llenará.

¿QUE NO HABRÁ NAVIDAD?
¡Claro que sí!

Sin las calles a rebosar,
pero con el corazón enardecido
por el que está por llegar.
Sin ruidos ni verbenas,
reclamos ni estampidas…,
pero viviendo el Misterio sin miedo
al «covid-herodes» que pretende
quitarnos hasta el sueño de esperar.
Habrá Navidad porque DIOS
está de nuestro lado
y comparte, como Cristo lo hizo en un pesebre,
nuestra pobreza, prueba, llanto,
angustia y orfandad.
Habrá Navidad porque necesitamos
una luz divina en medio de tanta oscuridad.
Covid19 nunca podrá llegar
al corazón ni al alma
de los que en el cielo
ponen su esperanza y su alto ideal.

!HABRÁ NAVIDAD!
¡CANTAREMOS VILLANCICOS!
¡DIOS NACERÁ
Y NOS TRAERÁ LIBERTAD!

Javier Leoz- Párroco

20 dic 2020

IV DOMINGO DE ADVIENTO

Este cuarto domingo se enciende la última vela de la corona de Adviento como símbolo de que el Señor está cerca y viene a traernos la alegría de la paz.

El misterio de la encarnación del Hijo de Dios por obra del Espíritu Santo en el seno de María, la Virgen, es el centro de la liturgia de este domingo. En medio de un desconcertante estupor reverencial, pero también de un profundo gozo interior, María fue capaz de dar su respuesta afirmativa al plan salvífico de Dios. Se nos brinda, de este modo, una ocasión propicia para prepararnos al gran misterio navideño, dejándonos impregnar de sus sentimientos, a la vez que acogiendo resuelta y confiadamente, como ella, la llamada a colaborar en el designio amoroso de Dios sobre nuestras vidas.


 

13 dic 2020

III DOMINGO DE ADVIENTO

Al encender esta tercera vela, queremos presentarte, Señor, nuestro deseo de vivir la alegría de tu llegada. Queremos interiorizar esa alegría. Que llegue a nuestros corazones para poder cambiar las zonas duras de nuestro corazón. Queremos vivir la misma alegría que sintieron aquellas personas sencillas a los que se anunció tu llegada a nuestro mundo. Que tu espíritu habite en nuestros corazones, para poder acompañar a todas las personas de nuestra comunidad, sociedad, barrio, pueblo...


Señor, llénanos de tu alegría y de tu luz.
Señor, que seamos portadores a nuestro alrededor de tu alegría y de tu luz.
Que nuestra alegría sea honda y profunda, fundamentada en Ti.

8 dic 2020

LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE MARÍA

María es libre de pecado por los méritos de Cristo Salvador. Es por Él que ella es preservada del pecado. Ella, por ser una de nuestra raza humana, aunque no tenía pecado, necesitaba salvación, que sólo viene de Cristo. Pero Ella, singularmente, recibe por adelantado los méritos salvíficos de Cristo. La causa de este don: el poder y omnipotencia de Dios.

La Inmaculada Concepción de María nos confirma la posibilidad de una humanidad con esperanza, una humanidad transformada y purificada de todo egoísmo. El sí de María ilumina para siempre todos nuestros advientos y acompaña nuestros proyectos.

Oración a la Inmaculada Virgen María

Santísima Virgen, yo creo y confieso vuestra Santa Inmaculada Concepción pura y sin mancha. ¡Oh, Purísima Virgen!, por vuestra pureza virginal, vuestra Inmaculada Concepción y vuestra gloriosa cualidad de Madre de Dios, alcanzadme de vuestro amado Hijo la humildad, la caridad, una gran pureza de corazón, de cuerpo y de espíritu, una santa perseverancia en el bien, el don de oración, una buena vida y una santa muerte. Amén"

6 dic 2020

II DOMINGO DE ADVIENTO

Al abrir el Evangelio de San Marcos nos encontramos con el anuncio del Reino que nos llama a conversión por medio de San Juan Bautista.

Juan no es Jesús, ni su predicación es como la de Jesús: tiene otros acentos, otras llamadas… Juan es muy consciente de su lugar, de su misión, de su papel, de su relación con respecto a la buena noticia de Jesús. Para Juan, Jesús es «el que puede más que yo», ante Jesús «no merezco agacharme para desatarle las sandalias», «yo os he bautizado con agua, Él os bautizará con Espíritu Santo». Por su no protagonismo, por su referencia a Jesús es por lo que Juan ocupa un lugar relevante en el Evangelio.


En la persona de Juan destacan su autenticidad, su valentía y también su humildad, su falta de protagonismo, su desprendimiento al señalar a Jesús como «el que ha de venir». Dicho de otro modo, su autenticidad, su valentía, su capacidad de atraer a la gente, su liderazgo o su prestigio moral (reconocido por los propios escribas y fariseos) no los pone a su servicio, sino al servicio de Jesús.

Este es un aspecto de la persona de Juan especialmente relevante para nosotros, tan deseosos de protagonismo, de fama, de tener seguidores, de ser reconocidos… ¿Todo acaba en nosotros, en el yo-yo-yo, o señala a Jesús?

Su ejemplo y su palabra nos animan a preparar el camino y allanar el sendero: sin alturas de soberbia ni bajones de abatimiento. Así vendrás y renovarás en nosotros la fuerza del Espíritu Santo que nos diste en nuestro Bautismo.

29 nov 2020

25 nov 2020

REFLEXIÓN DE ADVIENTO

Al comenzar el año litúrgico de la Iglesia con el primer domingo de Adviento, conviene hacer una pausa y considerar la importancia de este tiempo de preparación y espera vigilante.

La palabra adviento, como ya sabemos, viene del latín y significa "venida" o "llegada". ¿Cuál es la llegada que estamos esperando? Como muchas veces nos han explicado: "El tiempo de Adviento tiene una doble índole: es el tiempo de preparación para la Navidad, en la que se conmemora la primera venida del Hijo de Dios; y es, también, el tiempo en el que- por este recuerdo- se dirigen las mentes hacia la expectación de la segunda venida de Cristo al fin de los tiempos. Por lo tanto, el Adviento se nos manifiesta como tiempo de una expectación piadosa y alegre.” 

Este no es un tiempo de penitencia; más bien, una época de gozosa esperanza, un tiempo de preparación, renovación y espera. No se trata de una preparación para el nacimiento de Cristo en la Navidad, sino de Cristo que continuamente está naciendo entre nosotros y quien, cada vez más, va transformando a la Iglesia en su cuerpo en el mundo.

En el otoño del año, mientras el mundo se oscurece, la Iglesia es llamada a reunirse y, tranquilamente, aguardar en la esperanza de la venida de Cristo, su esposo, la Luz del mundo.

¿Está nuestra esperanza realmente puesta en Cristo? ¿Nos permitimos a nosotros mismos esperar en silencio y reflexionar sobre el gran misterio de la salvación? ¿Hemos sido transformados por nuestra reflexión sobre este misterio para vivir de manera diferente mientras profundizamos en nuestra relación con Cristo resucitado?

En la oscuridad, vigilamos por la venida del Señor. No permitamos que nuestras ocupaciones nos distraigan de eso, para que no seamos sorprendidos como las vírgenes necias en el Evangelio de Mateo. La temporada nos llama a estar atentos a nuestros preparativos para el último día y atentos a la calidad de nuestra vida en unión con Cristo.

22 nov 2020

SOLEMNIDAD DE JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO

Celebrar a Jesucristo, Rey y Señor del universo, el último domingo del Tiempo Ordinario nos puede ayudar a profundizar en el significado del devaluado título y en el decisivo llamado a la fidelidad en el trabajo por su Reino. El texto del Evangelio que escuchamos anuncia que el Rey está presente verdaderamente en la persona del hambriento, el sediento, el sin techo, el preso, el enfermo, el inmigrante forastero… Habla de un juicio a quienes creyeron o no creyeron en Él. Las preguntas fundamentales versan sobre el aprovechamiento de la vida en el amor al necesitado. Es el momento de la verdad y del discernimiento definitivo, la hora del juicio sobre la aceptación existencial del proyecto del Reino.

Lo sorprendente en el relato de Mateo es que ninguno de los dos grupos se da cuenta de que, al responder a las seis necesidades, lo hacían o negaban al mismo Dios. Ambos se hacen la misma pregunta: “¿Cuándo te vimos…?” Esto significa que no son obras extraordinarias las que decidirán si Dios es nuestro porvenir. En las cosas normales de la vida sencilla es donde nos jugamos el futuro y la compañía de Dios. Descubrirlo y creerlo es dar sentido y contenido a la vida. Es permitir que el Rey reine de verdad. Es hacer realidad el Reino de Dios en las mañanas, tardes y noches de cada día. Jamás nos vamos a equivocar cuando acudimos a socorrer la necesidad del otro. ¿Hay mejor forma de vivir la fidelidad para el cristiano y el hombre de buena voluntad?

Terminamos el Año Litúrgico. El nuevo inicia el próximo domingo con el Tiempo de Adviento. Iniciamos otro recorrido en el Misterio de Jesucristo, nuestro Salvador, con los retos propios de un mundo que tiene la tentación de creer en reyes y señores desechables.

9 nov 2020

DEDICACIÓN DE LA BASÍLICA DE LETRÁN

A partir del histórico Edicto de Milán del año 313, con la paz constantiniana comenzaba para la Iglesia una era de bonanza tras las terribles persecuciones que habían precedido. Una de los favores que la Iglesia recibió del emperador Constantino, hijo de Santa Elena fue la donación del palacio de Letrán, que se constituyó en sede apostólica.

A través de los siglos, la vida cristiana de la Urbe ha estado unida a la basílica de Letrán, inicialmente dedicada al Salvador del mundo, y, en tiempos de San Gregorio Magno (540-604), a los santos Juanes del Evangelio: Juan Bautista y Juan Evangelista. De ahí el nombre popular de »San Juan de Letrán». En Letrán estuvo inicialmente la Cátedra de Pedro en Roma. En Letrán se celebraron cinco concilios ecuménicos. En 1300, el papa Bonifacio VIII proclamaba en Letrán el primer Año Santo del cristianismo. En Letrán recibió Inocencio III a los grandes fundadores Francisco de Asís y Domingo de Guzmán y aprobó las órdenes de los Menores y de los Predicadores, que según sueños del Papa, serían las fuerzas espirituales que fortalecerían la situación debilitada de la basílica de Letrán, símbolo de la Iglesia. La indiscutible preeminencia de Letrán en la vida eclesial duró hasta que el papa francés Clemente V trasladó la sede pontificia a Aviñón en 1309. Allí permanecerían los papas hasta 1378, en que Gregorio XI, siguiendo los consejos de Santa Catalina de Siena, volvió a Roma. Haciéndose eco del sentir de los cristianos de Roma —y del mundo—, Petrarca escribía al papa Clemente VI en 1350: Padre misericordioso, ¿con qué tranquilidad puedes dormir blandamente en las riberas del Ródano, bajo el artesonado de tus doradas habitaciones, mientras que Letrán se está desmoronando, y la madre de todas las iglesias, carente de techumbre, está a merced de lluvias y vendavales?

Los visitantes y peregrinos que llegan a Letrán, pueden leer en el frontispicio de la gran basílica: Por derecho papal e imperial, se ordenó que yo fuera la madre de todas las iglesias. Cuando se terminó mi construcción, determinaron dedicarme al Divino Salvador, dador del reino celestial. Por nuestra parte, oh Cristo, a ti nos dirigimos con humilde súplica para pedirte que de este templo ilustre hagas tu residencia gloriosa.

Celebrar la dedicación de la iglesia madre de todas las iglesias es una invitación a los cristianos de la Iglesia universal a vivir la unidad de fe y de amor, para ser piedras vivas en la construcción de la Jerusalén celeste, la Iglesia sin mancha ni arruga, cuyo templo, altar y víctima es Jesucristo, el Cordero inmaculado.

8 nov 2020

DOMINGO XXXII DEL TIEMPO ORDINARIO

Las lecturas de hoy hablan de la sabiduría que Dios nos ofrece. Una sabiduría que no tiene que ver con conocimientos, sino con «saberse situar» en la vida. Un «saberse situar» que tiene que ver con la recta comprensión de quién es Dios y de quiénes somos nosotros. Al respecto se nos dan algunas pistas. Es situarnos en búsqueda con el deseo de aprender y con la actitud abierta para acoger cada día la novedad y la llamada de Dios.

El sabio es el que sabe, antes que nada, que le queda mucho por aprender. Es situarnos más allá de la evidencia del cada día, sabiendo que la palabra de Dios es la palabra definitiva y que la última palabra sobre la vida humana no es la palabra de la muerte, sino la palabra del encuentro de Vida con Dios.

El sabio es el que sabe que su palabra no es la última. Es situarnos en espera activa, una espera alimentada de deseo y de compromiso, que no consiente la desidia ni la indiferencia. El sabio es el que sabe que el compromiso del día a día es el que nos incluye en la promesa de futuro.

2 nov 2020

HORARIO DE INVIERNO

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CONMEMORACIÓN DE TODOS LOS FIELES DIFUNTOS

Noviembre, mes de las hojas caídas, de los días cortos y del invierno en puertas; mes de los difuntos, que cobra para los creyentes, de manera paradójica, un aspecto pascual y luminoso, el mismo que llena de resplandores a la muerte cristiana.

En la Conmemoración de los Fieles Difuntos, recordamos a nuestros hermanos creyentes que nos han precedido en este mundo y duermen ya el sueño de la paz. Es un día propicio para rezar por ellos. Así, mediante la comunión entre todos los miembros de la Iglesia, mientras se implora para los difuntos el auxilio espiritual, se brinda a los vivos el consuelo de la esperanza.

Esta conmemoración nos hace reflexionar también sobre el sentido de la vida y de la muerte. El cristiano no se muere, en sentido pasivo, y con su muerte acaba todo, sino que muere, es decir, entrega su alma al Creador, después de haber vivido en busca de una vida plena.

1 nov 2020

SOLEMNIDAD DE TODOS LOS SANTOS

El día de Todos los Santos celebramos que innumerables hombres y mujeres han entrado en una vía de salvación y sentido de la vida, porque el libro de la vida ha sido abierto y leído por Jesucristo, que ha dado nuevo rumbo a la existencia. Él, el Cordero, ha abierto camino con las Bienaventuranzas y, entregando su vida hasta la muerte, ha triunfado resucitando y uniéndonos a su triunfo. A lo largo del año litúrgico la Iglesia conmemora a numerosos santos de toda época y condición, pero son muchos más los que no han sido beatificados o canonizados por ella, e innumerables los que han sido admitidos a contemplar la luz del rostro de Dios,
cuyos nombres -tal vez- son desconocidos para nosotros. En este día, pues, celebramos la memoria de todos estos hombres y mujeres que gozan para siempre de la bienaventuranza y acudimos confiados a su poderosa intercesión ante Dios, al tiempo que recordamos que -también- nosotros estamos llamados a la santidad que ellos han alcanzado.

18 oct 2020

DOMINGO XXIX DEL TIEMPO ORDINARIO

Este domingo la pieza fundamental de la palabra de Dios es la discusión sobre el tributo al César entre Jesús y sus enemigos, quienes le tienden una trampa para provocar que cometa un desliz y así, o bien enfrentarlo con la gente (si decía que había que pagar impuesto a Roma), o bien denunciarlo a las autoridades romanas, si lo negaba.

Recordemos que, en tiempos de Jesús, Israel es un territorio ocupado por los romanos, y el tributo que los judíos tenían que pagar a Roma en moneda romana era una forma práctica de sometimiento al César. Los judíos estaban divididos entre los colaboracionistas (los saduceos), los rebeldes (los zelotas), y los que, muy a su pesar, aceptaban la situación de hecho. Pues, al reconocer el curso legal de la moneda romana (el denario), acuñada con la efigie del César (lo cual entraba en contradicción con el férreo monoteísmo judío), y usarla en la vida diaria, es que admitían entrar en el sistema económico y debían aceptar sus consecuencias.

Los enemigos mortales de Jesús (los fariseos y los herodianos) encuentran una ocasión para ponerlo en un aprieto. Se presentan en actitud conciliadora, y, bajo palabras suaves, esconden su maldad. Los enemigos de Jesús intentan conducirlo al terreno peligroso de la vertiente económica de la política, donde se jugaba la lealtad y sumisión al poder imperial.

Pero Jesús los conocía y los desenmascara poniendo de manifiesto su hipocresía, pues, por un lado, pretenden enfrentar al Maestro con el poder de Roma, en el caso de que niegue la legitimidad del impuesto; mientras, por otro, dan curso legal a la moneda del impuesto que llevaba la efigie del emperador Tiberio, señal de pertenencia al emperador como símbolo de su poder y autoridad.

Jesús actúa con astucia pidiéndoles que le muestren la moneda del impuesto, que era la que llevaba la efigie del César. Emplea un juego de palabras por medio del cual les hace decir en público lo que en modo alguno hubieran dicho reflexivamente. A la pregunta de Jesús: «¿De quién son esta imagen y esta inscripción?», ellos querían responder que la figura y la inscripción eran del César; pero la pregunta y la respuesta están hechas, de tal modo, que lo que se entiende de la respuesta es que es la moneda lo que es del César. De ahí que sirven en bandeja a Jesús una salida airosa, que deja abochornados a sus enemigos, pues ellos mismos terminan confesando que es legítimo dar al César lo que es del César; o sea, pagar el impuesto. Jesús viene a decir a sus adversarios que “puesto que aceptan prácticamente los beneficios y la autoridad del poder romano, del que esa moneda es el símbolo, pueden, e incluso, deben rendirle el homenaje de su obediencia y de sus bienes, sin perjuicio de lo que, por otro lado, deben a la autoridad superior de Dios”.

Jesús, no sólo sale airoso de la contienda, sino que eleva el planteamiento de la disputa cuerpo a cuerpo, a categoría religiosa: Pues dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. Ya que Dios está por encima de todos los poderes de la tierra (la tierra se la ha dejado a los hombres); ahora bien, el hombre es imagen de Dios y, por tanto, ha de entregarse enteramente a Él.

15 oct 2020

SANTA TERESA DE JESÚS

Vivo sin vivir en mí.
Vivo ya fuera de mí después que muero de amor, porque vivo en el Señor que me quiso para sí.
Cuando el corazón le di, puso en él este letrero:
que muero porque no muero.
Esta divina prisión del amor en que yo vivo,
ha hecho a Dios mi cautivo, y libre mi corazón;
y causa en mí tal pasión ver a Dios mi prisionero,
que muero porque no muero.
¡Ay! ¡Qué larga es esta vida!
¡Qué duros estos destierros, esta cárcel,
estos hierros en que el alma está metida!
Sólo esperar la salida me causa un dolor tan fiero,
que muero porque no muero.
¡Ay! ¡Qué vida tan amarga do no se goza el Señor!
Porque si es dulce el amor, no es la esperanza larga;
quíteme Dios esta carga, más pesada que el acero,
que muero porque no muero.
Sólo con la confianza vivo de que he de morir,
porque muriendo el vivir me asegura mí esperanza;
muerte do el vivir se alcanza, no te tardes, que te espero,
que muero porque no muero.
Estando ausente de ti, ¿qué vida puedo tener,
sino muerte padecer la mayor que nunca vi?
Lástima tengo de mí, por ser mi mal tan entero,
que muero porque no muero.
Mira que el amor es fuerte: Vida no me seas molesta;
mira que sólo te resta, para ganarte, perderte;
venga ya la dulce muerte, venga el morir muy ligero,
que muero porque no muero.
Aquella vida de arriba es la vida verdadera,
hasta que esta vida muera, no se goza estando viva:
muerte, no me seas esquiva; viva muriendo primero,
que muero porque no muero.
Vida ¿qué puedo yo darle a mi Dios, que vive en mí
si no es perderte a ti, para mejor a Él gozarle?
Quiero muriendo alcanzarle, pues a Él sólo es el que quiero,
que muero porque no muero.

12 oct 2020

NUESTRA SEÑORA DEL PILAR

Según documentos del siglo XIII, el Apóstol Santiago, el Mayor, hermano de San Juan, viajó a España a predicar el evangelio (año 40 d.C.), y una noche la Virgen María se le apareció en un pilar.

La tradición nos cuenta que Santiago había llegado a Aragón, donde está situada la ciudad de Zaragoza y, una noche, estando en profunda oración junto a sus discípulos a orillas del río Ebro, la Santísima Virgen María se manifestó sobre un pilar acompañada por un coro de ángeles. Lo esencial de esta situación -es lo que la hace única- es que, para ese entonces, Nuestra Reina del Cielo aún se encontraba en vida mortal viviendo en Palestina y se presenta en Hispania; por ello es que, a este fenómeno sobrenatural, se lo califica como traslación o bilocación. Fenómeno que el cristianismo ha dado en llamar: La Venida de la Virgen María.

La Virgen le habló al Apóstol pidiéndole que se le edificase ahí una iglesia con el altar en derredor al pilar y expresó: "Este sitio permanecerá hasta el fin del mundo para que la virtud de Dios obre portentos y maravillas por mi intercesión con aquellos que imploren mi ayuda".

El lugar ha sobrevivido a invasiones de diferentes pueblos y a la Guerra Civil española de 1936-1939, cuando tres bombas cayeron sobre el templo y no estallaron. 

Luego de la aparición, Santiago junto a sus discípulos comenzaron a construir una capilla en donde se encontraba la columna, dándole el nombre de "Santa María del Pilar". Este fue el primer templo del mundo dedicado a la Virgen. Después de predicar en España, Santiago regresó a Jerusalén. Fue ejecutado por Herodes Agripas alrededor del año 44 d.C. siendo el primer apóstol mártir; tras el suceso sus discípulos tomaron su cuerpo y lo llevaron a España para su entierro. Siglos después el lugar fue encontrado y llamado Compostela (campo estrellado).

11 oct 2020

DOMINGO XXVIII DEL TIEMPO ORDINARIO

Comienza el evangelio de San Mateo comparando el reino de los cielos con un banquete de bodas organizado por Dios. La boda es sinónimo de alegría y de felicidad. Dios nos quiere felices y nos invita a compartir su vida, su mesa y su alegría. ¿Nos habremos enterado de lo que significa ser cristiano? Seguir a Jesús es la gran oportunidad de hacer de la vida una fiesta de amor y fraternidad.

Esta parábola resume, en forma de historia, la relación de Dios con el pueblo judío y con la Iglesia. En principio, la parábola está dirigida al pueblo de Israel, el pueblo de la Promesa y de la Alianza, pero el pueblo judío rechazó la invitación asesinando a los profetas y al mismo hijo del Rey, al Mesías. 

De todos modos, habrá fiesta, Dios la tiene preparada y no tira la toalla. Saldrán a buscar nuevos invitados, hasta los cruces del camino, buenos y malosLos malos y buenos reflejan a la Iglesia del tiempo de Mateo, formada por judeocristianos, a la que comenzaban a incorporarse muchos paganosEsto creaba conflictos y dificultades dentro de la comunidad. A los nuevos invitados, los judeocristianos los suponían alejados de Dios, gente pecadora, personas de mala vida, marginada; pero, sin embargo, aceptaron la invitación y acogieron el mensaje de salvación.

Hoy la invitación nos llega a nosotros, buenos y malos. Dios no permite que ni los intereses personales, ni los rechazos, ni los asesinatos se conviertan en impedimentos festivos: la boda está preparada y hay que celebrarla. Dios quiere compartir su alegría con nosotros. La misericordia de Dios la podemos experimentar si aceptamos su invitación. Participar en el banquete de bodas del Hijo de Dios es lo más importante de nuestra vida, lo único esencial. De nosotros depende aceptar la invitación. Dios respetará nuestra decisión. Rehusar la invitación viene a ser lo mismo que preferir lo secundario, lo transitorio a lo único que nos es esencial.

Ante la invitación, nos dice el texto evangélico que los convidados comenzaron a excusarse, unos tenían que atender a sus negocios y los otros debían ir al campo. ¿Nos suena esto?: "tenemos que visitar a un amigo, necesitamos tomar un día de descanso, se nos ofrece una oportunidad de visitar una ciudad…". Tenemos tantas cosas que hacer que, frecuentemente, no tenemos tiempo para disfrutar con Dios, no tenemos el tiempo que Él nos reclama. A menudo, ponemos el corazón en cosas que perecen desoyendo la invitación de Dios. 

Ser invitados a la boda del hijo de rey confiere gran honor, pero no basta con entrar en la fiesta, pertenecer a una familia cristiana o a una comunidad religiosa; se requiere llevar su traje de bodas, se requiere una actitud, una conversión y una actitud de fe coherentes con la invitación: Jesús pide a los suyos, no sólo palabras, sino obras y una justicia mayor que la de los fariseos. En las bodas se le da mucha importancia al vestido. Es necesario e indispensable entrar con el ajuar apropiado al gran banquete que Cristo nos invita, este ajuar es la vida de gracia.

Esta invitación nos llama a experimentar la íntima unión con Cristo, fuente de alegría y de santidad. Es una invitación que nos alegra y empuja hacia un examen de conciencia iluminado por la fe. El signo central que Jesús pensó para la Eucaristía no fue el ayuno sino el comer y beber, lo más propio de toda fiesta. Acerquémonos a la Eucaristía como invitados que sí quieren asistir a la boda del Señor, conscientes de que la vida es una gran invitación a la fiesta de Dios. Que nuestro horizonte no sea la amargura ni la tristeza, sino la alegría y la esperanza.

V. M., OSA